Visitantes cósmicos de buena voluntad,sean bienvenidos a este lugarcito que albergará poemas, pinturas y toditas cosas que habitan mi alma...


viernes, 7 de marzo de 2025

El camino



Dicen que el tiempo lo cura todo

Todo locura el tiempo, todo delirio 

el tiempo anclado, ciego, 

aprisionado.

El tiempo sólo, no: la lucidez 

La manera de hurgar en recovecos 

felices e infelices 

El modo de doler y sin embargo 

desvelar la patraña, la pegajosa red 

de arañas finas. 

El tiempo sólo no, sí darse cuenta 

-después de mucho andar cargando el alma-

que nada se ve igual después del viaje

Que en el  retorno a lo  conocido 

pocos paisajes resisten ser mirados 

desde otro ángulo otra altura otra mirada

Porque no son los años, no,

sino el camino 


(fotografía propia)

lunes, 3 de febrero de 2025

M’illumino d’immenso



 

Cuándo nacerá la luz que está pujando

Cuándo esa fuerza nueva ese impulso de vida

Ese buen y necesario olvido

Esa mujer que espero y que me espera

Cuánto más llevará desaprender las cosas

que están atrás del sí, entre la ventana y mis ojos

Descorrer los fantasmas como una cortina

suavemente o a los tirones

y que la luz se haga presente sin más interferencias

Y por fin me ilumine de infinito


 (Fotografía propia)



miércoles, 22 de enero de 2025

MODO NOCHE


Hoy es día de cosas fallidas. O al menos así me parece. 

Después de evitar la hora del sol por las quemaduras de ayer, visité el mar ya casi al atardecer. Había un hombre que mientras preparaba la pesca, conversaba animadamente en la orilla con una mujer. La escena me gustaba mucho y quise tomar una foto, pero justo al enfocar entra un ciclista atravesando el cuadro. Hubiera sido una foto perfecta, pero vacilé, y el dedo apretó segundos más tarde, y quedó movida, sin gracia. Trunca.

Lo fallido, la indecisión cuando hay que agarrar un panadero demasiado al vuelo y demasiado alto. 

Una torta de frutilla que no está demasiado sabrosa, comida frente al mar en el restó-bar de un balneario caro, en el que no cenaría nunca, de no ser porque me empeñé en volver a ver salir la luna. Lo de anoche fue maravilloso, sólo que esta vez quiero repetir la escena desde el comienzo, porque ayer ya estaba alta cuando llegué. 

Hoy está nublado y no creo que se la vea, me dice la camarera tras comentarle mi propósito; pena que ya he comido, y por mucha más plata de la necesaria. Todo por no hacer a tiempo de ir al centro.

Hoy es día de cosas fallidas. También a la mañana pasó lo del matrimonio con la hija. Me los crucé en el desayuno. La mujer tiene una mirada horrible que pasea de arriba abajo por las personas, con desprecio. La vi hacerlo con una de las empleadas del hotel, y hoy lo hizo conmigo, y después de saludarme le musitó algo por lo bajo al marido.

El marido,- ese “ser que ronca”, como él mismo se describe-, se sienta aparte, y a veces elige quedarse cuando ellas van a la playa; ese tipo que a simple vista da una impresión de viejo resignado, de persona de la que sólo pueden esperarse el ronquido, la gordura, o algún comentario chistoso y algo comedido…Bueno, ese hombre, a consecuencia de la charla que tuvimos en el micro de ida, me resultó de pronto el más interesante del conjunto. Alguien que aprecia el cine, que hace maquetas y disfruta con sencillez de las conversaciones, opacado u opacándose voluntariamente … ¡vaya uno a saber!

Siendo ya las diez y cinco, me acerco por fin al mar con la ilusión apagada. Hoy es día de cosas fallidas, y seguro que la luna ni aparece. “Tanto preparativo para nada”, diría la Walsh, y yo frente al mar sintiendo mucha agua por dentro mientras espero a una luna que no sale.

Dos potencias se saludan, me digo, pensando en el mar y la luna, esas dos tremendas inmensidades. Nada muy original. Un poco alejada, una muchacha escribe en su celular. Está sentada sola. Me pregunto si esperará lo mismo.

Y de pronto: ¡Pluc! ¡Sale! Ya asoma el arco superior la luna naranja sobre la plenitud grisácea del mar, y yo soy feliz como una niña a quien Papá Noel le cumplió el deseo. Me acerco lo más rápido que puedo a la orilla, y a sabiendas de la ridiculez de todos nuestros celulares intentando capturar lo imposible, hago lo propio, y me tomo entre tanto momentos de pura contemplación. La luna llena está ahí, apenas menguada, con su cara indescifrable por los siglos de los siglos, que ahora se vuelve un punto pixelado en la cámara de mi celular, mientras observo a mi alrededor.

Por buenos e importantes motivos, posiblemente, la chica sigue ensimismada mirando hacia abajo, hacia la luz que sale de su falda, y mientras tanto, por la orilla pasa un flaco corriendo con la mirada fija en la muñeca del cronómetro.

Por detrás, ella sube y sube, bastante rápido. Luego llega una familia, una madre con su hija y la nieta.

Les ofrezco sacarles una foto juntas, y la hija me explica que su cámara tiene activado el “modo noche”. Mientras me explica cómo hacer, se ríe de mi emoción cuando le digo que pagué una fortuna por esperar a la luna, y que me salió con rima. Y entonces me ofrece sacarme una foto con su cámara, porque va a salir mejor.

Una pareja en estado pletórico también se va acercando, conmovidos los dos, y él dice: “¡que se vayan todos a Brasil, nomás! ¡Mirá esto, por favor!” Y entonces, juntos observamos cómo ahora se esconde tras una nube negra que la va cubriendo. Negro y naranja, como para un cuadro de Kandinsky o de Klimt.

Quiero aparentar que estoy bromeando cuando les digo que somos del mismo club, del club de los que miran salir a la luna. Sonríen. Pero en el fondo no bromeo: quiero creer que formo parte de esa gente atípica e inclasificable que guglea el horario, o que de cachilete se aviva y corre a mirarla. Y entonces saco una foto de los cuantos que vamos siendo. Me emociona mirar en la oscuridad y descubrir que somos mucho más que dos.




domingo, 5 de enero de 2025

Ay, María Elena ¡cuánta filosofía hay en tus letras!

 Hoy: Un amigo nuevo no es lo mismo: nos quiere por la mitad

 https://www.youtube.com/watch?v=S1kFwK7r7jE

¿Qué mitad es la que quiere el amigo nuevo cuando uno ha tenido una vida llena de vidas? ¿Conoce una mitad o un tercio o un octavo que son imposibles de establecer en medidas numéricas? Son más bien etapas distintas, a veces muy muy distintas de una vida que ha hecho giros y saltos, que no se ha quedado quieta, ni siquiera frente a lo que la vida misma ha hecho con uno, quiero decir, frente a lo que no se elige.

Siempre que pienso en ésta, tu frase de Zamba para Pepe, me acuerdo de la serie Vientos de agua. Ahí no eran sólo los amigos nuevos, sino los propios hijos, los que desconocían la primera ¿mitad? de la vida del personaje central interpretado por Alterio; una mitad que no llegaría ni remotamente a mitad si se la contabilizara en años, pero la pucha que una muy grande mitad, si se la entiende como la raíz oculta de un árbol que de ahí en más crecerá trasplantado.

¿Qué te pasó, papá? Le pregunta el hijo a Alterio en España, ya ambos en España, dispuesto a escuchar eso de lo que nada conoce.

También me acuerdo de la historia de Yira Yira que cuenta el propio Discépolo, en lo referente a la imposibilidad de hablar del dolor propio cuando es demasiado intenso, de la necesidad de esperar para poder convertirlo en letra de un tango, en obra de arte, en algo creativo, en definitiva.

¿Qué mitad de qué vida conocen nuestros nuevos amigos?

Y también en esto yo te entendía mal, María Elena, porque creía comprender que ese “nos quiere por la mitad” se refería a que el amigo nuevo no nos quiere lo suficiente, por el hecho de querer sólo esa mitad a la que puede acceder, y no. Lo que nos querés decir es otra cosa, que no está en el amigo nuevo ni en su amor entero hacia una parte nuestra, sino en que sólo nosotros sabemos cuál parte quedó afuera de su amor, no por amar menos, sino por desconocer.

En tal sentido, cabría decir lo mismo de los amigos viejos. Viejos, sí, porque no se re actualizan, porque a fuerza de no tratarnos, siguen fijados a la ilusión de que somos las mismas personas que fuimos cuando ellos nos frecuentaban, con los mismos pesares y las mismas alegrías, con las mismas personalidades y formas de responder a las gracias y a las desgracias.

Y no: nuestra vida realizó una metanoia. No somos los mismos, y sabemos que ellos tampoco pueden serlo, incluso si se hubieran quedado en la versión de quienes eran. No serán los mismos, porque una vida que se estanca, aunque se congele en el mismo paisaje, no será nunca la misma que cuando ese paisaje, esa postal, era hjja de un fluir y no de un resignar.

Por eso los amigos podrán ser antiguos, antiquísimos, pero no envejecer, -al menos no caducar-, si aun cuando no nos hayan frecuentado o nosotros a ellos, se permiten la comprensión de que debemos conocernos de vuelta, se permiten hacerse y hacernos la pregunta acerca de quiénes somos ahora.

Por eso, María Elena, podrá existir el dolor de ser querido por la mitad, o por el tercio o por vaya a saber qué vida de todas las que fuimos hacia adelante o hacia atrás, existirá ese dolorcito o dolorón de no ser queridos todos-toditos, cosa que de algún modo es y será también una ilusión.

Eso sí: qué alivio poder hablar de nuestra vida a quien conoce algunos de sus personajes principales, esos del inicio, como papá y mamá, sin tenérselos que presentar.

Pero, no obstante: qué alivio también tener quien lo conozca a uno sin tener que explicarle quién era uno antes, qué lastres arrastraba y qué maneras que jamás hoy cultivaría en su sano juicio, tuvo que dejar en el camino; qué alivio no tener que volver a presentarse.

Mas qué alivio también los que regresando humildemente, se saben otros y nos saben otros, por lo que tienen el respeto de no querer ni pretender adivinarnos, ni mucho menos sonreír frente a cosas que suponen que conservamos, como si el tiempo que pasó para ellos no hubiera pasado para nosotros también, no nos hubiera podado y renacido las ramas y las flores.

Amigo viejo o nuevo: gracias siempre por la pregunta ¿quién sos hoy? ¿qué te pasó?

 

 



 

lunes, 30 de diciembre de 2024

SALUTE A LA BARRA!!!


https://sintonnison.com.uy/canciones/dejenla-sola-sola-y-solita



A todos nosotros con nuestras asumidas o ignoradas rarezas, manías, virtudes y defectos, milagros y esperpentos, 
a todos nosotros, con nuestras historias por debajo, por arriba o por al lado, como césped por donde caminar, risco escarpado que trepar, o mochila leve o pesada que ir cargando
a nosotros, los que tratamos de despojarla de peso inútil, y entonces nos ponemos a escribir y soñar, a bailar, cantar y coser,,,

 y a veces hasta a volar por los aires con mucho donaire, como decía la vieja canción...

a todos nosotros chinchinazo, salute, brindis con tutti!!! y :

sábado, 28 de diciembre de 2024

Bonjour, Pierrot

Querer encontrarte es algo agobiante e irrenunciable como la esperanza de encontrar un psicólogo de apellido Martínez en la ciudad de Buenos Aires, o como buscar al analista dentro de su consultorio y no sospechar que es él quien está acostado en el diván. 

Es buscar la cuarta aumentada justo en el instante previo a ser considerada dodecafónica, pero querer encontrarla así después de haberse creado el pierrot lunaire. 

¡Ah!!!... es algo tan  improbable como que, además, se la ubique justo en el instante anterior a su rotura,  ahí donde estalla en una serie de notas inconexas, pero tan irrenunciable como si fuera posible. Entonces sólo  queda subirse a una escoba y esperar que levante vuelo. Chau noche transfigurada. Bonjour Pierrot. 

El SI se desequilibra en su afán de que los ángulos no sean superiores a uno recto, pero  la sensible ascendente se empeña en llegar a la cúspide. Milagro: en el cine de Milán se  cortó la luz justo cuando las escobas iban a volar, y así y todo volaron.

La luz volvió cuando no quedaba ya  nadie en ese cielo más que unas palomas atentas a la huella del revuelo en el aire. 

Buscarte queriendo encontrarte, es una tarea ardua y exasperante; sólo que hoy poco me importa el beneplácito del analista. Sólo necesito que la escoba me espere. 







caen los copos...



Palo borracho -

Caen los copos y mi perra retoza

en el mismo haz de luz




(fotografía propia)

viernes, 27 de diciembre de 2024

Observatorio astronómico en Revista Diversidad de las Culturas

https://diversidadcultural.unju.edu.ar/relatos.php


GRACIAS!!!


a la Revista Diversidad de las Culturas por hacerle lugar a un texto propio, y aprovecho para recomendar en esta ocasión la lectura de esta Revista que se propone brindar una mirada sobre las realidades latinoamericanas.




viernes, 20 de diciembre de 2024

EL LUGAR DE LAS COSAS

 


Alguna vez fui a poner las cosas en su lugar

Y terminé poniéndome en el lugar de las cosas

Ahí me di cuenta de cómo se veía el mundo siendo naranja

Y de cómo una pera jamás podría rodar tan parejito como ella

Me di cuenta de que para el perro de mi vecina mi gato era la encarnación del diablo

Y de que para mi gato, la vecina era mucho menos importante que mi ovillo de lana

También pude darme cuenta de cómo sufría la lana de mi ovillo con cada tirón

Y de por qué gemía la madera de la puerta cada vez que la llave giraba en la cerradura

Nada fue lo mismo para mí cuando volví del lugar de las cosas

Recién ahí pude poner las cosas en su sitio 

sábado, 14 de diciembre de 2024

Arpa de sol (invierno)





La piedra seca

devuelve al horizonte

su melodía.


Raspa el silencio

el recuerdo del río

que fue en verano.


Arpa de sol

tendida entre la roca

y el tronco añoso.


Sólo él escucha

los íntimos secretos

del mudo mundo.


Sólo él escucha

mientras todo enmudece...

¡Ay, frío del alma!


                                                          ( de Accidentes geográficos,  poemas en forma de haiku)